El realismo documental se alinea con una epistefilia, por así decirlo, un placer
del conocimiento, que indica una forma de compromiso social. Este compromiso
deriva de la fuerza retórica de una argumentación acerca del mundo en
el que habitamos.

Bill Nichols

Los reportajes constituyen antiguas formas de focalizar y testimoniar determinadas problemáticas sociales a través de la metodología investigativa de registro e interpretación de datos utilizando varios recursos: libretas de registro lingüístico, aparatos magnetofónicos, cámaras de captura fotográfica, videocaseteras de registro audiovisual o cámaras de cine, en sus distintos formatos. Por ello, se han generado un sinnúmero de discusiones respecto a las fronteras formales y conceptuales del género del periodismo con respecto al cine.

    Por un lado. se apela a la técnica fotográfica y a la cinematográfica para registrar una realidad, y situarla en una categoría estética, y por otra parte, se considera la herencia de las escuelas cinematográficas de la Vanguardia que violentaron los paradigmas estéticos sin apego a la norma sino a la idea, exclusivamente; no solo por tratar de constituirse en una herramienta, sino en la Forma final de la crónica.

 

   En el caso de las micro crónicas fílmicas podemos decir que se trata de construcciones instantáneas, imprevistas, espontáneas, de acuerdo con la necesidad de retratar y relatar un fragmento de una historia en proceso de creación y narración, para luego, estructurarla de acuerdo a una lógica de la narrativa visual, con un dispositivo tecnológico disponible, al alcance inmediato del realizador.

    Las primeras formas de registro cinematográfico de los Hermanos Lumiére y posteriormente, el documentalismo británico de Grierson, Kino-Glaz ruso, Dogma 95 danés, el Cinema Verité francés, el Cinema Novo brasileño o el Tercer Cine cubano; entre otras, fueron las primeras escuelas cinematográficas del siglo XX, en las que la historia se escribe con la cámara en mano. Según los acontecimientos dentro de una línea del tiempo. la misma responde a una necesidad voyerista de contar historias humanas instantáneas, y a la vez de generar y consumir imágenes, de manera vertiginosa dentro de la cultura del widescreen.

     En lo relacionado a las micro-crónicas fílmicas focalizadas en la ciudad de Cuenca; por ejemplo,éstas constituyen pequeñas dosis, micro cápsulas informativas necesarias para la exploración urbana de sus habitantes, de sus espacios de existencia, de sus imágenes y dialectos narrativos. Estos micro-cortos nacen como una luz para reestructurar propuestas cinematográficas alternas con nuevos conceptos y formas estéticas ampliadas.

af