Cuando los puentes unen a los pueblos

    Las toponimias son categorías gramaticales cuyo discurso consolida la historia y los ideales de un grupo social dentro de un espacio geográfico. En el caso específico del puente de la Unidad Nacional se materializa el imaginario del comunismo-socialismo asignado a las obras de ingeniería edificado en el territorio ecuatoriano durante la época republicana. Es uno de los puentes más importantes, al materializar los procesos de consolidación de la identidad latinoamericana nacida por la voluntad de unión y progreso individual y colectivo de latinoamérica, durante la mitad del siglo XX. 

    El puente de la Unidad Nacional es una obra de ingeniería ejecutada en los años setentas. Constituye un icono del desarrollo la unión de dos biomas de dos grandes regiones: la costanera y la interandina y de comportamientos sociales antagónicos. Cada una de estas regiones son únicas a pesar de sus grandes diferencias culturales y naturales; sin embargo, relacionadas e interconectadas a través de cada uno por el sistema de puentes que conforman la Unidad Nacional. 

   El puente de la Unidad Nacional se materializó en el gobierno de Clemente Ayoví. Continúa durante el mandato de Carlos Julio Arosemena y finalmente se culmina en el gobierno de Velasco Ibarra (1967-1970). A lo largo del siglo XXI el puente se optimiza con las obras de prolongación y mantenimiento fortaleciendo el imaginario de progreso de la ciudad huancavilca.  

      Es una obra de ingeniería de los setentas que deja de lado a una tradicional forma de transporte fluvial como las gabarras, las cuales pasan a constituirse parte de la tradición e identidad guayaquileña. Las tradiciones que miran el progreso logran posicionar a la ciudad portuaria como una urbe patrimonial de gran desarrollo y de oportunidades de naturaleza económica, política, ideológica, artística, etc

Autor Kino Ben Al Kázar