Un bajel a lo lejos entre los grandes navíos desaparece,
ha zarpado a tempranas horas antes del alba,
con varios pescadores para iniciar la jornada.
En medio del mar, la tempestad se acerca,
las olas rastrillan espumas, los peces hacen el transbordo,
los cánticos de las sirenas han mutado en llanto.
El sol del mediodía ha lacerado sus ojos,
sólo claman el pronto regreso a casa,
la suave brisa golpea la popa, mas sus pálidos rostros
se iluminan al divisar a sus vástagos.
Las gaviotas graznan impávidas
al ver partir a una cóncava nave,
su destino es incierto, con el mal aguardando
en el vórtice del averno.
Kino Ben Al Kázar