La parroquia urbana de Cuenca, San Sebastián, conserva entre sus habitantes a uno de sus miembros más representativos de las artesanías de la metalurgia, tradicionalmente explotada desde principios del siglo XX. Un saber artesanal que Don Carlos Bustos ha heredado de su padre y lo cultiva hasta la fecha.  El artesano expresa que sus ventas han ido disminuyendo considerablemente, ante la llegada de la industria china, además de la incorporación de los nuevos materiales petrolíferos como el plástico y el poliéster utilizados en los artículos decorativos para el hogar.

   Don Carlos Bustos se encuentra en su taller ubicado en la calle Coronel Tálbot y Presidente Córdova, una casita pintoresca, heredada de sus padres en cuyo interior están exhibidas las distintas obras que diariamente elabora. En el umbral de su puerta se encuentra su mesita de trabajo en donde se proyectan las sombras de los transeúntes que pasan por el sector de San Sebastián y el Otorongo. 

  Su trabajo consiste en repujar el fino metal con distintas figuras alusivas a la naturaleza. Una labor prolija realizada en cada uno de los artículos con su esencia aurática. Esta artesanía de transformar los metales, tiene su origen en la Edad del Bronce del período del Holoceno (4000 a. C), en cambio, la del repujado en metal es una técnica perfeccionada por los Celtas (700 a. C) constituyéndose en un antecedente de la técnica de la pintura tridimensional sobre superficies planas donde se destacan las figuras que sobresalen del fondo por la técnica del repujado.

  De ahí que es importante considerar esta técnica milenaria que en la actualidad se conserva en la ciudad de Cuenca y particularmente, con el referente artesanal de Don Carlos Bustos.

af