El cuerpo humano, desde el punto de vista biológico, es una estructura compuesta por varios sistemas de sistemas, entre ellos el cardiovascular que, desde los primates bípedo estacionarios, evolucionó biológica, cerebral y físicamente para adaptarse a las condiciones geográficas adversas.
Desde el punto de vista mecánico, el cuerpo humano está conformado por complejas estructuras óseas, además de la fascia y los músculos que le proporcionan del soporte, de la fuerza, la agilidad y la resistencia, necesarias para desplazarse por lugares agrestes e inhóspitos.
El cuerpo ejecuta acciones de sobrevivencia, comandadas desde el cerebro- de manera instintiva o racional- y así satisface las necesidades básicas que garanticen la conservación de la especie.
Desde el punto de vista médico, el cuerpo permite absorber y transformar la energía y el oxígeno obtenidos de los alimentos y la atmósfera, mediante los procesos metabólicos, optimizados con la actividad motora.
Con estos precedentes, el ejercicio -principalmente aeróbico- es importante como actividad mecánica que influye de manera positiva en el cerebro al liberar endorfinas, visceralmente acelera los procesos químicos de cada órgano, fortalece el sistema muscular, cardiovascular y el respiratorio, el cual está encargado de transportar el oxígeno al cerebro, sin el cual no existiría la vida.
Ahora bien, ¿Cuál es la actividad física esencial para iniciarse en los deportes?
La respuesta es contundente: los aeróbicos ¿Por qué?
El ejercicio aeróbico hace referencia a la actividad física que fortalece el sistema cardiorrespiratorio mediante los movimientos rítmicos. Estos movimientos son ejecutados de manera constante en un tiempo determinado (mínimo 40 minutos), teniendo como base sonora las pulsaciones melódicas las cuales se caracterizan por emitir una señal específica durante toda la secuencia musical. Las distintas acentuaciones rítmicas proveen de esta manera, de una voz preventiva y una voz ejecutiva para incrementar, variar, matizar y acelerar los movimientos corporales que incrementen y disminuyan la actividad cardiorrespiratoria.
Esta actividad aeróbica permite, además de fortalecer el sistema cardiovascular -esencial no solamente para la salud general del cuerpo- construir una base sólida para la ejecución de las distintas disciplinas y subdisciplinas deportivas creadas desde el hombre del Pleistoceno hasta el Antropoceno.
af.